Por fin el partido en el poder se ha dado por aludido con la crisis. Hasta ahora ha estado intentando distorsionar la realidad con eufemismos como fuerte desaceleración o ralentización del crecimiento. En vez de hacer como indica la S de sus siglas, es decir, ayudas sociales, hace lo contrario. Ayudar a las constructoras, con 3000 millones de euros del ICO a prestar a los constructores que alquilen viviendas. Los mismos que en los tiempos de bonanza, han especulado y por supuesto no han compartido sus beneficios. Eso sí, cuando van mal, se pide con desfachatez ayuda pública. ¿No sería más apropiado destinar ese dinero a la gente con dificultades para acceder a una vivienda? Por si fuera poco autoriza sociedades de inversión que no tributarán beneficios. Si fuera el PP quién lo hiciera sería acorde a su ideario, pero el PSOE, quizá, en realidad no tanto.
Entre tanto, gracias a sus leyes, ya han conseguido que la justicia española impida el referéndum de Ibarretxe. Esta gente no está interesada en dar cabida a iniciativas pacíficas, quizá porque más de uno vería que es posible, que el independentismo no es violento. Es su democracia, carente de perspectiva y asentamiento, donde sólo lo español tiene cabida. Es un bucle.
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