Todo ello nos indigna igual a los que creemos la inutilidad de Mularroya. Cuando se ha mentido sobre la falta de afecciones medioambientales y de oposición, a pesar del notable número de alegaciones realizadas. Y de lo que auguraba las noticias de los últimos meses. De los 102,4 millones presupuestados para el presente año, del anuncio por Narbona de marzo de 2013 como fecha de fin de las obras, de la extraña y vil maniobra política en Morata de Jalón para retirar el recurso, que tuvo continuidad en Sabiñán, del anuncio en el BOE de las expropiaciones forzosas, o del anuncio de aprobación en el BOE. Debemos ser así de utópicos e inocentes, en el buen sentido, para éstas cosas. No de estar fuera de la realidad sino creer en otra posible y mejor. La batalla aún no está perdida.
La visión del tema por parte de los medios, y su desconocimiento interesado y manipulación, se ve en la entrevista publicada en el Heraldo el 23-12-2007, con Aristu como periodista.
Pero en otras actuaciones, como Mularroya, no ha habido esas dificultades y tampoco avanzan.
Mularroya es un puro problema de lentitud interna del Ministerio. No tengo ninguna otra cosa que decir y creo que lo correcto es reconocerlo con humildad y trasladar a los aragoneses esa realidad.
La pregunta es la típica de por qué no se hacen más pantanos, buenos de por sí. Y la respuesta una disculpa poco menos por no hacerlos, como si esa fuese la finalidad del ministerio. El problema efectivamente, es la lentitud en que entren las nuevas ideas, tanto al ministerio como los medios de comunicación. Encima dice que no tiene nada que decir, por ejemplo sobre la sentencia del TSJA. A la que por supuesto el periodista ni alude, y dudo que la conozca. De lo que sí le pregunta, y que confirma lo anterior, es de su imagen de anti-embalses. Sarcástico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario