lunes, 11 de septiembre de 2006

11 de Septiembre de 1973

Desde hace cinco años el 11 de septiembre es una fecha marcada a sangre y fuego en el mundo occidental, por los atentados de las torres gemelas. Sin embargo para otros ya era fecha a recordar, para que acontecimientos así jamás vuelvan a suceder. Una grotesca coincidencia hace que EEUU sea responsable en gran parte de provocar una tragedia en Chile, y de 28 años después sufrir una masacre de inocentes. Para ese sector de gente que no nos flojea la memoria dependiendo de quien sea la víctima, recordamos con rabia y nostalgia la romántica aventura socialista de Salvador Allende en Chile. Cuya figura sigue siendo hoy un referente político, me atrevería a decir que incluso minusvalorado, aunque sea involuntariamente, por ejemplo frente a la sarcásticamente comercializada efigie del Ché.

Allende era un político del pueblo, que tardó dieciocho años en llegar a la presidencia, desde que inició el camino en 1952. Para ello no dudó en recorrer todo el país, entranado a las casas como uno más, ni por encima ni debajo de la gente de a pié, a charlar. De una manera sincera y haciendo al pueblo protagonista. Presagiando lo que sería el eje de su gobierno. En 1970 tuvo que trabajar duro para ser el candidato de la Unidad Popular, y convencerles de que era posible la vía chilena al socialismo. Viendo el contexto internacional de la Guerra Fría, las fricciones de la URSS con otros países comunistas como China o la Yugoslavia de Tito. Logrando vencer al candidato derechista Alessandri. Durante su mandato no hubo perseguidos políticos.

Ya hablaba aquí de un punto fundamental, la independencia económica, discurso de plena actualidad, como haría en la ONU. Lleno de valores humanistas, socialistas, valentía, largamente aplaudido, magistral. Quizá no era plenamente consciente del peligro que conllevaba, plantar cara al imperialismo económico, uno de los motivos en el posterior golpe de Estado fascista, EEUU no apoya a un dictador sin nada a cambio. Hoy en día lo seguimos viendo, corregido y aumentado, como la independencia de los estados se ve mermada por la supremacía de la economía capitalista sobre el poder político democráticamente elegido. La bella utopía socialista, el jolgorio y esperanza en las calles, se verían truncadas.

Siniestra fotografía, reflejo del alma negra y corrompida.

El asesinato de Schneider, militar convencido de la no intervención del ejército en la política, ya preveía la actitud fascista de la extrema derecha, de los traidores a la voluntad popular. Con un Kissinger que obtendría de un modo lamentable e incomprensible el premio Nobel de la Paz por la paz, que no acababa de llegar en Vietnam, otro capítulo negro de la política exterior estadounidense, sarcásticamente concedido en 1973. Los miles de muertos y torturados en Chile son su aval para el premio. Entre ellos Víctor Jara, que ponía música a estos ideales. Costa Gavras hizo una gran película sobre esto, "Missing" de 1982, tratada desde el punto de vista de un desaparecido más, estadounidense, y la transformación que sufre su padre, que no comprende el idealismo de su hijo, puede interpretarse como los ideales de paz y justicia son avasallados por el totalitarismo. A mi me quedó marcada la secuencoia de un caballo blanco al galope por las desiertas calles de Santiago de Chile por el toque de queda nocturno, entre las hogueras de los milicos.

"Allende"

Para matar al hombre de la paz
para golpear su frente limpia de pesadillas
tuvieron que convertirse en pesadilla,
para vencer al hombre de la paz
tuvieron que congregar todos los odios
y además los aviones y los tanques,
para batir al hombre de la paz
tuvieron que bombardearlo hacerlo llama,
porque el hombre de la paz era una fortaleza
Para matar al hombre de la paz
tuvieron que desatar la guerra turbia,
para vencer al hombre de la paz
y acallar su voz modesta y taladrante
tuvieron que empujar el terror hasta el abismo
y matar mas para seguir matando,
para batir al hombre de la paz
tuvieron que asesinarlo muchas veces
porque el hombre de la paz era una fortaleza,
Para matar al hombre de la paz
tuvieron que imaginar que era una tropa,
una armada, una hueste, una brigada,
tuvieron que creer que era otro ejercito,
pero el hombre de la paz era tan solo un pueblo
y tenia en sus manos un fusil y un mandato
y eran necesarios mas tanques mas rencores
mas bombas mas aviones mas oprobios
porque el hombre de la paz era una fortaleza
Para matar al hombre de la paz
para golpear su frente limpia de pesadillas
tuvieron que convertirse en pesadilla,
para vencer al hombre de la paz
tuvieron que afiliarse siempre a la muerte
matar y matar mas para seguir matando
y condenarse a la blindada soledad,
para matar al hombre que era un pueblo
tuvieron que quedarse sin el pueblo.

Mario Benedetti

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