domingo, 25 de enero de 2015

Hipólito y la Ley de Riegos de 1915

Hipólito Gómez de las Roces, con su secular irredentismo pantanero, ha conmemorado a su manera el centenario de la Ley de Riegos del Alto Aragón. Lamenta que se haya tardado cien años en vez de los veinticinco inicialmente previstos. Fuera de la guerra civil lo achaca a la falta de interés del gobierno central y la excesiva comprensión aragonesa con ese retraso. Suena carpetovetónico que en cualquier tema se invoque una ley de 1915 como sancta sanctorum irrebatible de un asunto. Los tiempos cambian, la sensibilidad y valoración al medio ambiente, incluyendo el habitual referente a calificar los Monegros como un secarral y no como un lugar de gran biodiversidad y merecedor de mayor protección. A Hipólito le debe de parecer pocas las 10.000 personas desplazadas en Aragón por obras hidráulicas. Los valles y patrimonio anegados.
 
Y encima rememora una conversación con Franco cuando era presidente de la DPZ en 1974, ¿por qué lo sería en el tardofranquismo? Donde le sigue reivindicando los pantanos frente al trasvase a Barcelona. Siempre hay que recordar que son precisamente esos pantanos los que dotan de caudales continuos y tranquilos a los trasvases.
 
Habrá que recordarle que Joaquín Costa hizo un análisis de la España de la época. Un país poco menos que subdesarrollado y con hambrunas periódicas, pobre, y donde él creyó en el poder redentor del agua. Hoy España no es ese país. Pero también hay que recordar que se oponía a que hubiera pueblos inundados por los pantanos. Pueblos con los que Hipólito nunca ha mostrado empatía ni agradecimiento por el sacrificio, sino que los sigue viendo como obstáculo a sus delirantes y trasnochadas propuestas a quienes no quieren correr esa misma suerte. 

No hay comentarios:

Qué inocentes éramos

 Septiembre es un mes que emana cierta melancolía. El verano va acabándose y empiezan a amarillear las hojas. Me gusta la luz tamizada y una...