lunes, 31 de octubre de 2011

Hipólito y el fin de ETA

Hacía tiempo que no aparecía la sección de Hipólito, garantía de risa al leer sus ocurrencias si no fuera porque trata de temas serios. Es la reacción precisamente de quienes en los 70 tras morir Franco se disfrazaron de demócratas tras haber ostentado puestos durante la dictadura, él mismo la de presidente de la diputación de Zaragoza. No le he oído ni leído nunca pedir perdón ni condenar aquella dictadura. ¿Qué fuerza moral tiene este señor para decir nada sobre violencia? Fundador de la Candidatura Aragonesa Independiente de Centro, escisión de UCD, partidaria de la OTAN y la energía nuclear entre otras lindezas conservadoras y totalmente personalista en su figura. Germen del PAR.

En su desvarío llega a atribuir a ETA incendio del hotel Corona de Aragón, sobre el que hay fundadas sospechas de atentado pero no precisamente de ETA, teoría defendida por los sectores más reaccionarios, y del accidente del monte Oiz. ¿Cómo se puede tener la desvergüenza de emplear a las víctimas de un accidente aéreo? Le debe traicionar el subconsciente cuando su percepción es que no será el fin de la violencia, o de su coartada para su posición inmovilista. Siguiendo con la desvergüenza lo que en otros artículos es ejemplo de concordia, la impunidad de la transición con los criminales franquistas, aquí la critica duramente. Al final es el uso de la violencia según qué intereses defiende.

Por último sigue criminalizando a un partido perfectamente legal, por más que se empeñe en prohibir la libertad de ideología política y le gustaría como ejemplo de democracia la imposibilidad de que la izquierda abertzale se pueda organizar políticamente.

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