miércoles, 17 de diciembre de 2008

Eloy Suárez y el aragonés

Resulta indignante que los representantes políticos en las cortes, muestren no sólo un enorme desconocimiento, sino una falta de respeto a la cultura del país. Como poco, de lamentable se puede calificar la intervención de Eloy Suárez en las cortes, en el debate sobre la ley de lenguas, la que Marcelino lleva prometiendo desde 1999. La que el PAR lleva un tiempo boicoteando por espurios temas políticos anticatalanistas. A mayor gloria del españolismo. En el caso de Eloy Suárez, su desconocimiento quizá se deba a que nació en Tudela, pero tiempo ha tenido de documentarse sobre el tema, más si es el portavoz y va a hablar sobre ello.




Es absolutamente irresponsable la ley de lenguas de los socialistas.
Adjudica al catalán y al aragonés el rango de lenguas propias de Aragón, algo que además de
ser una fantasía conceptual siempre ha recibido el amplio rechazo del conjunto
de la sociedad aragonesa.


El mal viene de los socialistas, que quede claro. Que el catlán y el aragonés e lleven hablando igual o más tiempo que el castellano, no es motivo para que sean las lenguas propias. Sólo la lengua del imperio. A la trayectoria histórica lo llama fantasía. Para más desfachatez se atribuye el sentir de la sociedad aragonesa, por eso será que llevan años en la oposición. Cuando el tema del trasvase ahí no importaba el mayoritario rechazo. ¿A que sí?

Debe contar con el máximo apoyo parlamentario y social posible para no crear
confrontación. Aprobar una ley de lenguas en el parlamento aragonés sólo por un
margen de uno o dos votos sería un gran fraude a la mitad del electorado
aragonés.


Desde luego la actitud constructiva y respetuosa de su partido ayudan a conseguirlo. Los que crean confrontación son los que emplean la lengua con fines políticos, los que no reconocen los derechos de los hablantes, los ignorantes, es decir, ellos.



Un intento de asfixiar a las lenguas y modalidades lingüísticas de Aragón al pretender
normalizar el variado patrimonio aragonés bajo la fórmula de dos únicas lenguas
propias: el aragonés y el catalán. La primera es un idioma artificial creado en
los años setenta del siglo pasado, mientras que la segunda nos es ajena. Tan
aragonés es el maellano como el ansotano, el fragatino como el cheso, o el literano como el patués, y el Gobierno no
puede cargarse de un plumazo esta realidad.



La normalización se ha hecho en todas las lenguas, sobre todo en las minoritarias para asegurar su pervivencia. Lo que no implica menoscabar los dialectos y hablas locales. La oficialidad es uno de esos pasos. No dejarlo en el aspecto folclórico. Sin protección, se muere.

Es increíble que alguien vaya a las cortes y tenga la desfachatez e ignorancia de decir que el aragonés es una lengua inventada en los años setenta del siglo pasado. Le descalifica totalmente para intervenir en el tema. Se puede estar a favor o en contra de la ley, es respetable y criticable, pero no se puede mentir. En los años setenta se publicó la primera gramática del aragonés, por Francho Nagore, que es distinto a que se inventara una lengua que durante siglos fue la de la chancillería aragonesa y en la que por primera vez se redactaron los fueros.



Que diga que el catalán es ajeno a Aragón, se lo puede preguntar aproximadamente a 80000 aragoneses. Confunde lengua con territorio político. Es así de triste. Luego son los mismos que enarbolan la bandera de que el castellano está amenazado. ¿Qué hacen ellos con las demás lenguas?

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