Una vez más
Biel vuelve a dar muestras de su desfachatez, que no por repetida, deja de
serlo. Que parece reaccionar así a las informaciones publicadas por José Luís
Trasobares en el Periódico.
A mí todavía no me ha llegado ninguna razón de por qué no quieren que se haga. La oposición es de sectores de izquierdas y ecologistas, a los que ofrezco participar opinando sobre las medidas ambientales del complejo. Será porque no quiere enterarse, o no ha mirado en los
sitios adecuados, o que no hay peor sordo que quien no quiere
oír, porque las informaciones del Periódico, como poco, dan para pensar. Además del desprecio que hace a los sectores que cita,
y tratándolos como algo menor, lo que da cuenta de su calaña. Es cosa de izquierdistas y ecologistas, que se oponen a todo, así que no hay que hacerles casos, nosotros sí sabemos de hacer negocios. Si el régimen del
Ebro no da para los
barquitos, la culpa es de los ecologistas, no de quien intenta algo para lo que no hay condiciones, gastando además mucho dinero público.
Quién debe dar siempre explicaciones, al menos primero, es quién propone algo, que para algo lo hace. Pero ésta gente se cree exenta de ello. Es como la idea de España, se da por natural, en cambio los nacionalistas periféricos sí deben darlas. En acertada reflexión de Antonio Peiró de hace unos años. Para ser más cínico, invita a la participación en las medidas ambientales, algo que según él no va a dañar el medio ambiente, como si la opinión la fuera a tener en cuenta. O estará nervioso porque Stop Gran Scala le haya entregado al fiscal de la Fiscalía Provincial de Zaragoza, un dossier con lo publicado en la prensa sobre Gran Scala. Recibido con interés. Veremos quién debe dar las explicaciones y además, dónde.
Del mismo modo que deben ser los trasvasistas y pantaneros quienes deben justificar sus peticiones. Aunque históricamente estén acostumbrados a no hacerlo, y pretendan seguir así, que es sin duda más cómodo. Que una obra no se dé intrínsecamente buena, per se. Aunque haya quienes además se sienten agraviados, me gustaría verles si sufrieran verdaderamente una obra hidráulica, como la lamentable plataforma trasvasista creada por alcaldes de Andalucía, Murcía y la Comunidad Valenciana. Usando argumentos que para nada les pegan, apropiándose del perjuicio que exigen para otros como si se lo hicieran a ellos por no recibir. Una voz lo más única posible para expresar la rabia e indignación ante el desprecio y el olvido por parte del Gobierno. A la que se suma con entusiasmo Valcárcel. El Ebro es un río español y como Murcia es España queremos igualmente hacer uso de él, sin acritud, con espíritu constructivo, demostrando con números lo que somos capaces de hacer en la región. Prefiero que deje de demostrar de lo que es capaz. Invoca el españolismo, a falta de mejores argumentos. En éstos casos me viene a la cabeza Oscar Wilde. El patriotismo es la virtud de los depravados.
Otros, los regantes, auguran negocio, bien saben moverse para sacar tajada. Ante el anuncio del Gobierno de comprar derechos de agua fuera de Cataluña. Eso sí, los regantes nunca ponen de su terreno para almacenar el agua.
Incluso Marcelino Iglesias sigue negando que sea un trasvase. Técnica y jurídicamente no se puede hablar de trasvase. Dijo en la SER. Parece que el informe solicitado ha sido tan bueno que le ha resuelto todas las dudas. No sólo no es un trasvase jurídicamente, sino tampoco lo es llevar agua de un sitio a otro. Y el gran interés de AGBAR en que se haga la obra, buscando su beneficio privado. Como siempre la metrópoli ha estado atenta a los intereses de Aragón. Ahora hay que fiarse de su garantía, que sólo será una transferencia, ojo, no trasvase, temporal, a pesar de gastar 180 millones de euros. Una obra que carece de estudio de impacto ambiental, no lo estiman necesario por ser una obra de urgencia.
La ínclita De la Vega, la señora con aspecto de jefa de estudios, fue la encargada de tomarnos por tontos, una vez más. Es una solución de emergencia, que no detrae ni una sola gota más del Ebro, que es la más sostenible, que es de carácter temporal, que tiene precedentes en territorios como Valencia o Benidorm, y que no es un trasvase sino una conducción de agua, como queda reflejado en el informe de la Abogacía del Estado. Y ella no es una demagoga, prepotente y españolista.
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