Dentro de la involución del gobierno Rajoy en materia de libertades y derechos sociales, el aborto es uno de los temás que mayor polémica ha suscitado. En parte por la postura reaccionaria de Gallardón, quien hasta hace poco se le consideraba el sector más aperturista del PP. En todo esto y en relación a unas detenciones de miembros de ETA se le preguntó al ínclito y muy religioso Fernández Díaz por el tema.
Primero hablamos de lo de hoy y luego de otras cosas, porque el aborto tiene poco que ver con ETA. Bueno, tiene algo que ver, pero, en fin, no demasiado.
Ya sabemos su táctica de criminalizar todo lo que no es de su gusto, pero es pasarse. Básicamente consiste en dejar de apropiarse del cuerpo de la mujer, actitud que tiene el patriarcado como control social y de las mujeres. Excluyendo las cuestiones religiosas o morales que cada uno tenga. A nadie se obliga a abortar pero sí quieren obligar a no hacerlo y a decidir sobre úteros ajenos. Tampoco le s gustaba la ley del divorcio y bien que hacen uso de ella. No quieren un aborto legal y gratuito pero quién tiene dinero podrá abortar de tapadillo en Londres como en los años 70. Se condena a las más desamparadas a abortar en clínicas clandestinas y en escasas condiciones de seguridad. Una vez más la hipocresía y diferenciación de clases.
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