Hoy es un día histórico para la paz. ETA ha anunciado el cese definitivo de su actividad armada. Poniendo fin a cinco décadas de violencia y más de 800 víctimas. Un día de esperanza. De creer en un futuro en paz y convivencia a construir entre todos. Tres días después de la conferencia de paz y que sus conclusiones fueran asumidas por la izquierda abertzale. Todo fruto de un largo proceso, quizá iniciado en la propuesta de Anoeta de 2004 y que ni los encarcelamientos de Otegi y otros dirigentes han podido frenar. Porque es una voluntad popular. A ETA le ha derrotado la falta de apoyo popular y de legitimidad, no la ley de partidos ni la presión policial. Si hubiera mantenido esas dos cosas habría habido un relevo y no un agotamiento. Un recuerdo también para los escépticos y los que descalificaron la conferencia de paz. Ahora sí van a tener definitivamente que amoldarse a un nuevo escenario. Ya no hay violencia, premisa para negociar una salida a una demanda de una importante parte de la sociedad vasca. Por más que hayan querido negar algunos la existencia de un conflicto político.
Respeto y reparación a las víctimas, de ambos lados, cosa que algunos niegan como si la guerra sucia no hubiera existido o esa violencia tuviera alguna legitimidad. Pero no pueden imponer su criterio. El acuerdo ha de venir de todos. Un futuro en paz.
Respeto y reparación a las víctimas, de ambos lados, cosa que algunos niegan como si la guerra sucia no hubiera existido o esa violencia tuviera alguna legitimidad. Pero no pueden imponer su criterio. El acuerdo ha de venir de todos. Un futuro en paz.
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