jueves, 25 de marzo de 2010

La decadencia de la tauromaquia

Sobre la ILP antitaurina en Cataluña se han dicho muchas tonterías. Propias por la falta de argumentos de los taurinos para defender su bárbaro anacronismo. De un paso adelante en una sociedad culta y avanzada, se ha hecho un ataque a una seña de identidad española. La tauromaquia y derivados avergüenzan a muchos españoles, con independencia de su origen e ideología política. El ser antitaurino es tener un mínimo de sensibilidad a los animales y no ser colaboradores pasivos de su escarnio público por dejación. Ni se es más español ni menos, no tiene nada que ver. Ni mucho menos es una estrategia independentista para borrar el rastro español en Cataluña.

Prueba de ello es una iniciativa igual en el centro de la tauromaquia, Madrid. ¿También quieren independizarse de España? Simplemente hay muchos madrileños que no se ven representados por la mal llamada fiesta nacional. Por más que se empeñen Aguirre y Gallardón. Curioso nombre para los que acusan a los antitaurinos de antiespañoles o de indepedentistas. Ellos mismos se atribuyen parte de la esencia española con ese adjetivo. Una imagen que repugna a nivel mundial.

O que en la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía confundan al símbolo de Osborne con un Bien de Interés Cultural. Un insulto a la inteligencia. Poniéndolo al mismo nivel cultural que el castillo de Moguer, la casa consistorial de San Fernando o la Laguna Grande de Baeza.

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