El incierto futuro de la planta de Opel en Figueruelas, pone de manifiesto la dependencia de las veleidades capitalistas. Una planta eficiente e innovadora no es suficiente para garantizar su continuidad. Lo que unido a la indecisión y falta de firmeza de los representantes políticos ante los planes del grupo empresarial pone en situación de zozobra un pilar de la industria aragonesa. Del mismo modo que hace treinta años la situación socioeconómica española favorecía la llegada de empresas extranjeras, ahora se dan en el Este de Europa por no hablar de Asia. Incluso en una situación de crisis es comprensible que se refuerce a las plantas de tu país frente a las demás. Aquí se haría la misma presión. Y también demuestra que la gente sólo se moviliza cuando la situación es muy grave. Se debería tomar nota para hacer de la solidaridad de la clase trabajadora un hábito y no una excepción. En una sociedad individualista y bastante pasota en temas sociales.
En todo caso ha sido un elemento fundamental de desarrollo, pero también ha propiciado una excesiva dependencia del sector automovilístico. No sólo es la planta en Figueruelas sino muchas otras empresas dependientes. Probablemente se podría haber hecho más por diversificar el sector industrial aragonés, sobre todo en el medio rural. No deja de ser otro ejemplo de lo que propicia el sistema capitalista.
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