viernes, 28 de agosto de 2009

Después de doce años

Un tema especialmente indignante en el asunto de los embalses es el de las compensaciones. Eufemismo que sirve para definir actuaciones que deberían llevarse a cabo con o sin embalse, y que te chantajean a que aceptes el embalse por las obras, o una serie de actuaciones que tampoco compensan, valga la redundancia, el daño. Además de dilatarse sine die en el tiempo, pues nunca llega la asignación presupuestaria, mientras has contemplado que no ha habido dificultad en inyectar millones para el embalse. Si hubiera decencia, las compensaciones deberían ejecutase paralalemente al inicio de las obras o incluso antes.


Uno de los embalses más inútiles y agresivos con el medio, ejemplo del disparate trasnochado del Pacto del Agua, es el embalse del Val, situado literalmente al lado de Los Fayos, en un barranco y alimentado con aguas del maltrecho río Queiles. De su gestión da prueba que sus aguas se han venido aprovechando en Navarra, y que hasta 2008 no se constituyó el sindicato de regantes, cuando la obra se finalizó en 1997.




Pues más aún han tardado en llegar las compensaciones en forma de pabellón deportivo para Los Fayos. Así hasta veinte actuaciones. Que además han tenido que litigar judicialmente contra la DGA y la CHE que se han desentendido. Ese es el respeto que muestran a los afectados.

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