Sumisión es por desgracia la característica principal de Aragón respecto al Estado. Buscando una absurda equidistancia entre el españolismo y los nacionalismos periféricos, que a la hora de la verdad está mucho más cerca en actitud y concepto del primero. Una especie de miedo a levantar la voz y a reclamar lo que es justo. No vaya a ser que se enfaden, o peor, nos comparen con los díscolos. Una actitud masoquista de facto, porque no obtiene rédito alguno, no ya de privilegio sino de lo que es justo. Es frustrante estar siempre en lo mismo.
En el tema de la financiación es reiterativo hablar siempre de lo mismo, desde hace veintiséis años, los mismos que de estatuto, respecto a la deuda tributaria. Ahora Aragón no se alía con ninguna comunidad. Eso sí, lo que critica para Catalunya, también lo podía criticar respecto a las comunidades que reciben, unos ingresos que en parte podían ir a zonas de Aragón necesitadas. No se les ha oído nunca pedir para qué ha servido esa aportación, porque es para converger, no para vivir de él ni del cuento. La razón es el españolismo latente en el gobierno aragonés. Llega a la autonegación como ente político, negándose a la bilateralidad a la hora de negociar, pues Aragón, constitucionalmente, podía estar en la misma situación de hacienda propia que el País Vasco y Navarra. El por qué no lo han desarrollado deberán dar explicaciones. Eso sí, presumen del estatuto de la comisión bilateral para tratar asuntos importantes entre Aragón y el Estado.
Claro, que Rajoy, no piensa en nuestro caso cuando dice ésto. Sino en más recortes, más involución y más españolismo. Conocemos las nefastas consecuencias cuando PSOE y PP se ponen de acuerdo en algo. La nueva financiación autonómica no se puede hacer sobre la base de que a unos les vaya mejor que a otros. Tiene que partir del reconocimiento de la igualdad de todos los españoles, sean quienes sean, vivan donde vivan, a la hora de recibir asistencia pública. Estoy dispuesto a colaborar con el gobierno si hace un modelo de financiación aprobado por unanimidad.
Mire dónde mire uno, es desolador. Aprovechando la Expo y el bicentenario de los Sitios, manipulados de manera que coincida con la visión españolista de la historia, han elegido a Zaragoza para el día de las fuerzas armadas. A pesar de ser ciudad de paz según la UNESCO. Una muestra más de colonialismo. Vienen a restregarnos su dominio a través de un estúpido desfile militar. Como si no causaran suficientes molestias el resto del año con la base militar, la academia y San Gregorio.
Que no falte el brindis
Con un discurso españolista y casposo de la ministra Chacón. Eso sí, la plataforma de apoyo a Zapatero en las elecciones, se llamaba PAZ. Una muestra de cinismo. El desfile es. La imprescindible identificación de los ejércitos con el pueblo español. Un día de 1808, el pueblo y el ejército español empuñaron juntos las armas en Zaragoza frente al invasor. Doscientos años después, el 1 de junio de 2008, también en Zaragoza, desfilará nuestro ejército ante el pueblo al que sirve y del que forma parte. Invito a los zaragozanos a vivir juntos este día. ¿Qué ejército si fue un levantamiento popular? ¿El regimiento Numancia que vino a conquistarnos cien años antes? Restregando la presencia militar. Destaco la tradición militar de Zaragoza. La Academia General Militar, cuna de los oficiales de Tierra y de la Guardia Civil, la Base Aérea, uno de los más importantes centros del Ejército del Aire, y el nuevo Batallón de Intervención en Emergencias de la UME. Bravo. Aunque quizá lo más lamentable. Citar éstos como valores de una ciudad. Mi departamento y las Fuerzas Armadas tienen alma zaragozana. Ésta ciudad representa los valores militares. Como premio a todo éste colonialismo, caspa y españolismo, Belloch la condecoró como defensora de Zaragoza. Olé.
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