No conformes con la semana de exaltación militarista y españolista, ahora añaden la guinda, el regodeo, la sublimación de la dominación, por si había dudas. Pretenden colocar en la plaza Aragón, una enorme bandera española de 17,5 metros cuadrados. Dónde hace más daño, en el punto neurálgico de la identidad aragonesa, frente al monumento a Juan de Lanuza, decapitado por defender las libertades aragonesas frente al invasor castellano. Constituye una afrenta y una provocación. Y no hay que ser independentista para opinar así, sino simplemente conocer un poco la historia de Aragón. A imitación de la que hay en la metrópoli en la plaza Colón, para no ser menos. Y para los que fueron a la
jura civil de la bandera colonial, alcancen el climax del orgasmo. Además en el culmen del colonialismo, que alcanza niveles increíbles, parece que los gastos corren por cuenta del ayuntamiento de Zaragoza.
Mientras todo ésto ocurre, muchos vecinos zaragozanos se han quejado de las molestias que causan las estúpidas maniobras aéreas. Para que los palurdos de turno aplaudan cuando en el cielo dejen la estela de la bandera española. Una imagen de aviones de guerra sobrevolando Zaragoza, que me causa escalofríos y me desagrada profundamente. Aparte del evidente peligro. ¿Para qué sirven éstos costosísimos aparatos? Los que los aplauden a lo mejor creen que sólo están para éstas cosas.
Ésta canción de Violadores del Verso, Trae ese ron, viene bien al tema, qué claras dice las cosas Kase-O.
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