miércoles, 23 de abril de 2008

Día nacional de Aragón

En unos momentos complicados para nuestra identidad. Con muchas dudas para el presente y futuro, principalmente la articulación política del aragonesismo y su atomización. Y no tanto eso sino el enfrentamiento. Toca tener paciencia y aguardar el momento. En un país en el que lamentablemente, una parte significativa asocia con política cualquier aspecto cultural propio de Aragón. En una perversión. Viendo con naturalidad acciones con trasfondo político si son españolas. No sólo hay que luchar desde una posición minoritaria, sino estigmatizada y contra los prejuicios de años de asimilación cultural. Lo normal e ideal sería ver las cosas con naturalidad, independientemente de las ideas de cada uno.
Tampoco ayuda el contexto, la sedación que la coalición PAR-PSOE es importante. Aquí la vida sigue igual. Beneficiándose de un ciclo económico positivo. Basando gran parte de la economía en la especulación del ladrillo y el expansionsimo urbanístico. La depredación del territorio. Las mentiras del estatuto. La falta de formación política de gran parte de la sociedad y la falta de espíritu crítico. Siendo arrinconadas y vilipendiadas las voces que se alzan en contra. Apelando al interés general para defender sus posturas, acallando así la voz crítica porque no es una crítica a ellos sino un ataque a la sociedad y al progreso. Cuyo mejor ejemplos son las tropelías de la Expo. Amparadas en la proyección de Zaragoza y Aragón. Proyectos relucientes con pies de barro. Con poco que los sustente. Dónde una mayoría de la población ve con buenos ojos proyectos disparatados como Gran Scala, que no es más que vender humo, y negro.
Un país que a pesar de todo sigue teniendo sus señas de identidad. Que llega al odio y la ridiculización de sus aspectos culturales por algunos aragoneses. Asimilando la irreal imagen que se da desde fuera. No las pueden solapar, ni eliminar. Ahí siguen 301 años después. Y sobre todo porque hay gente que vale la pena. Y por la que merece esforzarse. Porque en ocasiones dan ganas de retirarse a un sitio perdido en la montaña, alejado del mundo civilizado. Éste país es y seguirá siendo Aragón.

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