miércoles, 4 de octubre de 2006

Ayer, en el congreso de los ratones.

Poco más se puede decir de este asunto. Francisco Pina hacía de celestino el 26 de junio, llevando el estatuto al amado congreso español, desde su fiel Cortes aragonesas. El 3 de octubre se pasaba otro dantesco momento en el congreso de los ratones, para irse satisfechos a las fiestas del Pilar. Otra prueba más del peso de Aragón en el estado fue que el hemiclo estaba prácticamente vacío, no deja de ser una metáfora. Ese es el interés por Aragón, ayudado por lo fácil que se lo habían puesto. Solo replicar las alabanzas, el ponerlo como ejemplo de consenso entre los partidos centralistas, de contubernio entre ellos más bién. Una nueva entrega de buenos y malos, entre alabar sentir doble identidad y solo la autonómica, por así llamarla. Aún se creerían que sacarían algo por esa doble identidad. Dejándose absorber por el españolismo y dejando la identidad aragonesa como algo regional y anecdótico. Aquí el término región, además de displicente rememora épocas pasadas. De homogeneizar desde el poder una identidad.
El trío calavera Alcalde, Iglesias y Biel, en un hemicilo vacío.
Como ahí no interesa Aragón más que cuando tienen algún interés, más de 50 señorías, sarcástica designación, se ausentaron de la votación, y la mayoría sólo siguió el debate unos pocos minutos. A mí me habría dado vergüenza de haber estado en el papel del trío calavera, pero ya habían superado esa sensación en las Cortes aragonesas. De un modo esperpéntico, había más gente en la tribuna de invitados que en los escaños, y eso que somos pocos aragoneses. Como sería la situación que hasta el portavoz del PAR Javier Allué lo criticó y en un desvarío, mítico eslogan parista de la transición "Las cosas claras: España es nuestra patria", dijo "¿Esto es la soberanía nacional, así la ejercen? Para eso me quedo con la soberanía aragonesa". Si hubieran incluído la autodeterminación en el estatuto, ya habrían ido todos. De la Vega comprobaba la constitucionalidad del estatuto hablando por el móvil, mientras Marcelino intervenía, entre el desinterés generalizado. Luego De la Vega incluyó citas aragonesas en su intervención, cosa típica, hasta parecía que lo había preparado exclusivamente para ese debate, y habló de la potencia como comunidad, fiel reflejo de lo que estaba pasando habría que añadir. Diego López Garrido intentó hacer la pelota, y no desaprovechó para enfrentarse al popular Pintado, hasta en eso nos mezclan en sus disputas. Zapatero ni acudió, se reserva para el senado, dado el poder de éste, no deja de ser otra metáfora del interés que le suscitamos. Es una falta de respeto total a Aragón. Una continuación del esperpento vivido en las Cortes aragonesas, Buero Vallejo habría estado bien para narrarlo.
Llenazo en la tribuna de invitados.
Lejos quedaba el optimismo de junio en las Cortes aragonesas. Iglesias afirmaba sin rubor sobre el mismo "No será nunca más un freno para nuestra ambición, para nuestras aspiraciones como pueblo”. Pocas tienes. Y que acaba con la sensación agrudulce de 1982, ¿cómo puede afirmar que está a la altura de los más avanzados? ¿por qué este engaño? Es preocupante la pasividad de la sociedad aragonesa, siempre hubo manifestaciones y una fuerte actividad, esta vez no. ¿A quién le interesa que sea así? Va a conseguir lastrar a una generación, como en 1982. Pobre afirmación la de no tener ningún voto en contra. CHA, quién más fuerte ha apostado por la reforma se abstiene, es sintomático. Mi opinión personal habría sido votar en contra, plantarse ante la pantomima, tampoco había nada que perder, saldría aprobado igualmente. Una cosa es la vía posibilista y otra es la vía ridícula, algo es mejor que nada, pero hay un mínimo exigible. Afirma que es un “Estatuto fuerte”, algo que permitirá defenderlo en Madrid “con mucha eficacia”. La costumbre en Madrid es recortar, porque son acomplejados, aunque en este caso ya venía recortado. Más su deseo de que "El pacto entre las Cortes de Aragón y las Cortes Generales sea lo más amplio posible y se produzcan las menos modificaciones posibles”. No digo más viendo los antecedentes. Elogia la “gran demostración de madurez política de los partidos aragoneses. Nuestro Estatuto reformado es la expresión de nuestra manera de ser aragoneses y nuestra manera de ser españoles, sin ningún complejo. Somos españoles porque somos aragoneses”. Y olé, eso piensa que le convierte en mejor que otros. Sumisión es madurez. Sin comentarios.
Foto de familia sin CHA.

Gustavo Alcalde, peligrosamente satisfecho decía “Un Estatuto que nos sitúa al mismo nivel de autogobierno que las comunidades que buscan ese mismo objetivo, un instrumento singular para alcanzar el nivel de privilegio en la esfera nacional que Aragón tuvo en otros momentos de su historia”. Primero miente y después habría que añadir situción privilegiada de sumisión. ¿A que momento histórico se refería? ¿Anterior a 1707 acaso? “Un buen Estatuto de Autonomía de Aragón y, en consecuencia, de España. No va en contra de nada ni de nadie, sino que nos permite gozar del mayor nivel de autogobierno sin cuestionar nuestra incuestionable pertenencia a nuestra nación: España” Sin más, deja claro cual es su nación y sus intereses, dentro de un tono grandilocuente.
Desde 1978 tanto camino para esto.
En junio, entre guturales reacciones de un guarda de seguridad al oir unas palabras en aragonés y catalán, quizá el único momento de dignidad y esperanza, fue cuando Bernal le negó el saludo a Iglesias, 30 años de lucha, el trabajo de la Comisión para la reforma estatutaria, pionera, antes de ser recomendada por el Gobierno, para llegar a tan poca ambición. Quizá Chesús recordó sus tiempos mozos en el MNA y tuvo ese gesto, olvidándose de la falsa diplomacia y consenso. Iglesias le tendió la mano "¿Estás molesto conmigo?". Bernal le respondió "Especialmente contigo". Se lo pueden meter, del través y despacico, por el culo, en formato digital que es más pequeño, así volverá de donde fue pergeñado.

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