domingo, 25 de septiembre de 2022

Quien quiera fútbol que se lo pague

Esta frase cuñada que empleo como título es fácil de escuchar. No ya sólo en la izquierda zaragozana, plagada lamentablemente de gente que se cree superior moral e intelectualmente y que emplea algo popular como el fútbol para mostrar su sectarismo y carencia de ganas de ser un día mayoría. Se vive más cómodo en el gueto político y sin tener que hacer frente a contradicciones. También en otros especímenes del territorio aragonés sin saber siquiera si les va a afectar, porque Lambán ya ha dejado claro que no va a poner dinero, eso sí, aceptó gustosamente la invitación al palco a ver a su querida selección española. Es decir, se meten donde no les llaman y obvian las ayudas públicas a sus equipos. Empleando 50 años después términos bochornosos y trasnochados como Zaragón y Zaragoza contra Aragón de los que el mismo Gaviria rectificó. Quizá sea por eso que hubo que esperar a la Expo 2008 para que se hiciera obras de infraestructuras necesarias en la ciudad o a día de hoy se carezca de una red de cercanías como sí tienen otras ciudades de menor tamaño. Subyace en esos especímenes un sustrato españolista en culpar en todo caso a la consecuencia (macrocefalia de Zaragoza) y no a la causa (colonialismo interior español).



Pero volvamos al fútbol. No se puede decir que la selección tenga querencia por jugar en la tierra noble, 1983, cuando La Romareda, sí, La Romareda era un estadio moderno con videomarcadores como los del Santiago Bernabéu, 2004 y 2022. Tres veces en casi cuarenta años para la quinta ciudad del estado español. Con dos derrotas españolas. De hecho esta visita se debe al centenarios de la Federación Aragonesa de Fútbol. Hasta la prensa suiza se ha hecho eco del avejentado estado de La Romareda, a pesar del maquillaje que se le ha dado para este partido, mientras alucinaban con la profundidad de las redes. Largas, bellas, que envuelven al balón cuando traspasa la portería y prolonga la alegría o tristeza dependiendo de quién meta el gol. Que son seña inequívoca del estadio y diría que patrimonio del fútbol.

                                                                                  Captura de @FNavRZ

Después de esta larga introducción voy a la conclusión que he sacado de este partido de la Nations League referente al título del artículo. En realidad me reafirma lo que pensaba. Si fuera así, fútbol para quien se lo pague, creo que aunque no era un partido del Real Zaragoza, las y los abonados del club deberían haber tenido prioridad para comprar aunque fuera un cupo limitado de entradas. Quizá son demasiados los compromisos con patrocinadores y amigos varios. Aún habiendo todos aún hubieran sobrado unos miles de entradas. Ha ido bastante gente que no le gusta el Real Zaragoza, cosa respetable, pero lo que no lo es es que además denigren al equipo de su ciudad. Fútbol para quien se lo pague, ¿no? ¿El abono año a año mostrando fidelidad y amor por el fútbol? ¿O postureo de ir a ver a la selección? Los que van una vez cada 20 años. Grupo similar a los que van cuando viene el Real Madrid o Barcelona. Quizá así hayan podido comprobar el vetusto estado del estadio. Pero no creo que dejen de hacer demagogia y populismo cutre. Y aquí incluyo a los que irán a ver a la selección aragonesa si finalmente juega. Otros que van a La Romareda cada 20 años. Y estos sí que deberían mirar detenidamente cómo está y revisar luego lo que van diciendo. Me enerva que esta gente no tiene problema en ser hincha de equipos, que, digámoslo así, no crean contradicciones, o a los que atribuyen unos valores espaciales que no son tales. Me refiero a Osasuna, Rayo Vallecano, Barcelona, Athletic y Real Sociedad principalmente. Todos han tenido ayudas mucho mayores que el Real Zaragoza, así que deberían de empezar por ahí cuando hablan de fútbol para quien se lo pague. El catálogo incluye recalificaciones, subvenciones y patrocionios públicos, avales millonarios, construcción del estadio, ops.

 

                                                                                Foto Podemos Zaragoza

La afición zaragocista ya padecemos bastante, mal juego del equipo, penuria económica motivada por una operación política del PSOE aragonés, injusto reparto televisivo que nos condena a la mediocridad y a competir contra equipos inflados económicamente. El año pasado el límite salarial, es decir lo que te puedes gastar en la plantilla contando amortizaciones y fichas, era muy similar al del Mirandés. Habrá quien se crea que los dos compiten cada uno con lo que genera y no es así. Invito a toda esta gente de la superioridad moral a que me digan una cosa, una, que en los últimos 60 años haya promocionado más la ciudad de Zaragoza. Y cuánto valdría una campaña de publicidad para obtener un resultado similar. No voy a entrar siquiera en el reciente estudio de la Cámara de Comercio sobre el impacto económico en la ciudad. Esta gente es incapaz de ver que un estadio moderno no es sólo fútbol cada 15 días sino que se le puede dar mucho más uso. Aquí subyace una postura simplona y egoísta, lo que no me gusta no lo pago. Yo pago muchas cosas que no empleo o que no me gustan. Y no hago altavoz de ello. Ah, que el Real Zaragoza es una empresa privada. Lo es por obligación legal y así ha sido para poder competir en categoría profesional. Les invito a que me digan una sola empresa que congregue a ese número de personas para jalearles. Es de una brutal necedad o manipulación reducir un club de fútbol a una empresa privada. Los futboleros sabemos, de primera mano, lo que es el fútbol moderno, un gran negocio. Pero también hay otras muchas cosas en el fútbol, como la alegría de ver a tus vecinos de asiento al inicio de temporada. De hecho, ultimamente, los futboleros han mostrado más respeto a mis ideas políticas, el fútbol es algo transversal, que buena parte de la izquierda moralina con mi afición al fútbol. Ni punto de comparación.

Mi postura no es que le regalen un estadio al club. Los hay que identifican interesadamente al club con los cuatro caciques que temporalmente lo dirigen o han dirigido. Valen y pesan más que las miles de personas que experimentan unas sensaciones que quizá es lo que les falta en sus tristes vidas. Los que se alegran cuando le va mal al Real Zaragoza. Alguno hasta escribe contra el fútbol moderno pero soslaya que el fútbol moderno ha engullido al principal club de su ciudad. El fútbol es pasión e identidad y sería interesante explorar esa vía políticamente como aragoneses. Pero hay una cosa muy clara, el dueño es el ayuntamiento y por lo tanto es ineludible que se alcance un acuerdo con él. Y si es que lo pague al club pues bienvenido sea porque significará que tiene fortaleza económica. Eso sí, pasaría de público a privado, menuda paradoja para los más ortodoxosos de la izquierda zaragozana. Alguno de ellos estuvo animando a la selección por cierto, cuando nunca han tenido una palabra amable con el zaragocismo y sí más de un desaire. No podemos olvidar que hay una responsabilidad clara en la situación económica y deportiva del club que viene motivado por la citada operación política que hay quienes quieren ocultar. Todos de un modo u otro se han querido aprovechar del caramelo del nuevo estadio y la afición es la única pagana. Y la única que irá haga frío, calor o cierzo. Pero fútbol para quien se lo pague.


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