jueves, 12 de mayo de 2022

El limbo de la Recopa

Como cada año por estas fechas y convertido en una liturgia, el zaragocismo rememora su mayor éxito, la Recopa conseguida un 10 de mayo de 1995 en el Parque de los Príncipes parisino. Fecha grabada a fuego para la eternidad, porque eso es lo que logró ese equipo. Un equipo al que por cierto, la miopía y brutalidad futbolística de Javier Clemente, le estuvo negando su reconocimiento a nivel de selección sistemáticamente.

Con los años, cada vez comparto más la visión de un gran amigo zaragocista de que ese fue el principio de la decadencia. Puede parecer paradójico cuando años después de aquella gesta, aún se ganaron dos Copas del rey y una Supercopa. Cedrún siempre se ha lamentado de que aquel equipo no se creyera de verdad que podía luchar por ganar la Liga, al igual que ocurrió con el de don Leo, para nada inferior a Real Sociedad y Athletic en los 80. Quizá sea lógico viendo que la historia zaragocista son dientes de sierra. Lo que nos hace tener falta de regularidad pero también nos proporciona momentos épicos de gran satisfacción. Sirva también de ejemplo sobre la capacidad de dar alegría que tiene el Real Zaragoza.

Nunca un futbolista del Real Zaragoza impulsó más alto un balón como lo hizo Nayim al cielo de París, bajó hasta con gotas de hielo, ni el Real Zaragoza llegó más alto. El baturrismo se lo atribuyó a la virgen del Pilar pero fue otra fe, la de Nayim, la que golpeó con determinación ese balón. Rememorando sus apuestas con Gascoigne y la rivalidad con su ex equipo, el Tottenham, cuyos hinchas todavía cantan "Nayim from the halfway line". Se había conseguido otro título europeo como los Magníficos, el equipo español de moda en las Islas Británicas en los 60, que pregunten en Leeds. 

Por aquellos meses de la primavera, Oasis estaba grabando su gran obra para la posteridad, "(What´s te story), morning glory". Con hilarantes anécdotas como cuando Liam invitó a los compañeros de borrachera en un bar a "una visita" a los estudios donde Noel estaba trabajando el álbum. Precisamente, la quizá canción cumbre de Oasis, "Champagne supernova". Una supernova es el final de una estrella, que acaba con una gran luminosidad. En realidad, Noel se equivocó con el nombre del disco "Bossanova" de Pixies. Viene a cuento de decir que el Real Zaragoza alcanzó su mayor brillantez en Paris y desde entonces hemos estado en un limbo cada vez más melancólico viendo la deriva del club. La nostalgia es buena para recordar lo que fuimos, pero, al menos en política, impide avanzar, y aquí pasa lo mismo, recordemos la Recopa para saber qué queremos volver a ser. Seguimos en un bucle que cada vez da más pereza.

El mismo santo que conmemoramos este día, Nayim, ya dijo que cambiaría su gol por que Agapito Iglesias no hubiera llegado nunca al Real Zaragoza. Esas imágenes de París son maravillosas e inolvidables. Las guardaremos siempre quienes tuvimos la suerte de poder verlo, de emocionarnos, de quedarnos atónitos viendo subir a las estrellas ese balón y cómo bajaba a plomo sobre la portería de Seaman, Empiezan a contrastar en la era digital la menor nitidez y esa pátina que deja el paso de los años en las fotografías. Quizá después del atroz paso de diez años por segunda se abra una ventana a la esperanza.

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