Otro país más de América Latina que prohíbe las corridas de toros. Después de la aprobación de la Ley 308 de Protección a los Animales, aunque por ahora quedan fuera las peleas de gallos y las carreras de caballos, es un significativo avance. Lo que prueba que la tauromaquia es incompatible con una sociedad avanzada en el terreno social y cultural. Que en España no llegó a cuajar la Ilustración lo prueba, aparte de su historia turbulenta, que la prohibición de Carlos III a instancias de Jovellanos y el Conde de Aranda, haciendo caso omiso el embrutecido pueblo español. Todos los gobernantes posteriores hasta 1877 intentaron prohibir tan cruel espectáculo. Destaca el artículo 7 de dicha ley.
Quedan prohibidas las peleas de perros, las carreras entre animales, las lidias de toro, ya sean de estilo español o portugués, la creación, entrada, permanencia y funcionamiento en el territorio nacional de todo tipo de circo o espectáculo circense que utilice animales amaestrados de cualquier especie.
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