sábado, 11 de febrero de 2012

Los arcos de la Aljafería

Con este asunto podemos observar un ejemplo paradigmático del doble rasero de la mayoría de la sociedad aragonesa, víctima de siglos de colonialismo y aculturación. Mientras que se ha hecho un tema casi nacional de los bienes de la Franja, un asunto eclesiástico, no político, de este caso no veo a la derecha baturrista y voceros difundir la misma indignación. Parece que lo natural es que obras aragonesas pueden estar en Madrid sin el menor problema pero no en Cataluña. Cualquier historiador del arte sabe que una obra de arte adquiere su pleno sentido y significado en el lugar donde fue creada, en su contexto histórico, social y cultural, no es un museo a cientos de kilómetros de distancia, y que en el caso del Museo Arqueológico Nacional lo considero una rapiña. Los arcos de la Aljafería tienen su significado ahí, no en una sala de un museo, ahí donde se puede conocer por qué existe ese edificio en Zaragoza y en ese estilo islámico.

Foto El Periódico.


Por eso considero una total desfachatez la petición del Ministerio de Cultura de que "se devuelvan" esos arcos. Realmente ahora están en su sitio y son ellos quienes los han devuelto a su sitio con la excusa peregrina de la Expo 2008. Claro, aparte de su valor histórico y artístico quieren sacarle un rédito económico como atractivo del museo. Esperemos que las Cortes puedan conseguir prorrogar la póliza del seguro y que los arcos sigan en su sitio. Unos arcos que salieron del edificio cuando las mentes pleclaras lo convirtieron en un cuartel militar. Motivo que casi lo condenó a la destrucción. Y ahora es el mismo gobierno español quien se arroga ser garante de su conservación. En 1869 se regaló, ojo, se regaló, al Museo Arqueológico Nacional por la Comisión Provincial de Monumentos.

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