martes, 27 de septiembre de 2011

Cliff Burton

Se dice que cuando alguien muere, más si es joven, cuando aún no ha podido desarrollar toda su capacidad, se le acaba por mitificar, por exagerar sus cualidades. No creo que sea el caso de Cliff Burton. En el enlace hay una biografía y una interesante crónica de viaje al lugar de su muerte. Veinticinco años después de morir en aquella carretera helada de Suecia. Donde la fatalidad de jugárselo a las cartas el sitio de la litera del autobús, hizo que estuviera en el peor sitio para salir despedido. Dejó su indeleble legado en Metallica y por ende en la escena del thrash metal. Haciendo en ocasiones del bajo el instrumento protagonista de la canción, con sus inolvidables solos y la peculiar manera de tocarlo, la que hizo que James Hetfield y Lars Ulrich se quedaran prendados pensando que tocaba la guitarra y no el bajo, la primera vez que lo vieron en directo tocando (Anesthesia) Pulling Teeth. La única canción del álbum Kill ´Em All en la que figura en lo créditos. Un instrumento que hasta entonces se empleaba como acompañamiento en el thrash metal. Un virtuoso del instrumento y en el que empleaba seis horas diarias. El que hizo trasladarse al grupo de Los Angeles a San Francisco.





El uso de la distorsión, las armonías, el pedal de wah wah y el tapping, definen su estilo. Además de ser el miembro con profundos conocimientos de teoría musical. Se puede decir que dio el impulso definitivo a Metallica. Con los dos álbumes en que participó plenamente Ride the Lightning (curiosa fatalidad con el tema central de la muerte) y Master of Puppets. Con letras influenciadas en gran medida por autores como H. P. Lovecraft, como en la instrumental The Call of Ktulu. Sin embargo mi favorita es la apocalíptica For Whom the Bell Tolls, con su característico solo inicial distorsionado.




Hay quien dice que el espíritu originario de Metallica murió ese día. Que con Cliff años después no hubieran tenido una incursión en el mainstream, ni se hubieran cortado la melena. El siguiente disco de Metallica, después de decidir seguir con el grupo, sigue siendo bueno, tiene el legado compositivo de Cliff, pero el bajo desaparece bajo las guitarras. Con una canción instrumental dedicada a su memoria To Live is To Die. Aprovechando riffs en los que Cliff había estado trabajando y un poema.



La instrumental Orion ha quedado como el gran recuerdo de su música. Desde el principio produce una sensación hipnotizante el sonido distorsionado del bajo. Los cambios de ritmo, cómo se desvanece a mitad para emerger con el bajo y el solo final de guitarra frenético, para finalizar suavemente. La canción que sonó en su funeral. La que me gustaría que sonara mientras esparcen mis cenizas.


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