Después de la mudanza y de unos días para ir asentándose y hacer alguna gestión, me apetece que el primer artículo que escribo aquí sea precisamente sobre Ricla. Estar aquí me va a permitir estar más cerca y poder hacer cosas que en Miranda no podía, algo de lo que ya tenía ganas. Pero también cuesta dejar un sitio donde has vivido tantos años, has tenido vivencias que te han enriquecido y dejas personas a las que aprecias. Con un ambiente cercano y similar al que se puede dar en un pueblo donde todos se conocen.
Desde la ventana de mi cuarto da al huerto y se ve el campo, es algo que siempre me ha gustado. Da calma ponerse a mirar el paisaje, incluso cuando de noche te puede sobrecoger un poco la oscuridad de la sierra de Vicort mientras tomas la fresca en verano o miras en las noches de invierno. Es bonito en las noches despejadas ponerse a mirar las estrellas. Suele hacer pensar o bien te quedas en blanco.
Mientras que la torre mudéjar se ve tapada por las redes y los andamios, para una merecida restauración. Con el nuevo consultorio médico y casa de cultura al lado.
1 comentario:
Bueno, pues tampoco te quejes mucho. Bonitos paisajes y encima con huerto y todo. Esperemos que todo te vaya muy bien en tu nuevo domicilio. salu2!
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