miércoles, 2 de abril de 2008

La superación del aragonesismo político

En los últimos tiempos, tras los dos sonoros fracasos de CHA, desde los sectores independentistas, se ha hablado de la superación del aragonesismo político, siendo un proyecto independentista en lo que habría que centrar los esfuerzos. Es evidente que es necesario hacer una profunda reflexión tras los últimos resultados electorales, que no se pueden achacar a factores exógenos exclusivamente. Mientras se siga achacando a ello, no se va a salir de éste bache, será una prolongación de la agonía.
Mi percepción personal. El proyecto independentista está verde para ser un referente nacional en Aragón. No hay apenas base nacionalista aragonesa como para pensar en independentista. Aunque su base sí tenga un mayor grado ideológico y de concienciación. Mi opinión es que el proyecto, llamémosle aragonesista, y el independentista, es que son complementarios. Por un lado está la acción posible, el aragonesismo, y por otro lado ir con tranquilidad creando una base independentista. Difícilmente hay base electoral para sacar siquiera un escaño en las cortes aragonesas. Sería todo un logro. Porque saliendo del ámbito extraparlamentario, y haciendo ruido desde un escaño, se pueden hacer más cosas de las que parece.
Quizá habría que definir que es ser aragonesista. ¿Entraría la gente del PAR? Diría que no. Lo suyo es un regionalismo de derechas, al que no le importa pactar con el partido españolista de turno para acumular poder. Su mérito es acaparar más poder que el que le otorga las urnas. Habría que ir más hacía una ideología de izquierdas, no se puede hablar de gente de derechas como en Euskadi o Cataluña. fruto de la escasa base social. Un cajón de sastre que abarcaría desde autonomistas a independentistas. Partidos como el MNA nunca pudieron salir del ámbito extraparlamentario, debería ser una lección para el BIC. Creo que inicialmente CHA buscaba aunar esas voluntades. Eso se rompió al alcanzar CHA su máxima cuota de poder hasta el momento. Por miedo, se soltó lastre por la parte más intrépida. Un error del que se siguen pagando las consecuencias. Aunque algunos se nieguen a reconocerlo. Se cortó el principal nexo de unión con la calle, los movimientos sociales y la base social. Es decir, lo que hacía de CHA un partido diferente, para burocratizarlo y hacer un enrocamiento en su cúspide. No fue tanto la expulsión de Chobenalla, su peso, sino su valor simbólico. El desencanto que supuso en las bases. Así que podríamos definir aragonesismo como alguien concienciado de la identidad nacional de Aragón, y que apoya un proyecto de corte socialista, dentro de la ambigüedad.
La principal premisa por tanto, debería ser la reconstrucción del tejido social. Aunar voluntades, respetando la idiosincrasia y pensamiento de cada uno. Como he comentado antes, no se debería ser antagónicos ni enemigos, sino buscar las afinidades y ser complementarios. Uno en su ámbito institucional y otro en la base social y los movimientos sociales. No se debe de estar por que sí en la misma habitación, pero sí con la puerta abierta como buenos vecinos. Sería lo ideal para Aragón. Son pocos los aragonesistas e independentistas, como para estar enfrentados. Para mí el aragonesismo político ni mucho menos está agotado, aunque sí debe regenerarse y volver a los orígenes. O al menos tener un ámbito de colaboración. Uno de los fallos de CHA ha sido la escasa base ideológica del electorado. Cuando han desaparecido del imaginario común grandes amenazas, u otros partidos se han apropiado de falsa manera de parte del ideario, no ha habido una respuesta adecuada. No se ha incido en la idea de país. Muchos independentistas han dejado de apoyar a CHA por esa falta de respuesta y la ambigüedad. No es una tragedia, hay margen para recuperar un electorado más moderado, pero no un electorado españolista y del PSOE. Por esa parte, el independentismo tiene su margen de maniobra y de crecimiento. Aún quedando soberanistas en CHA.
El futuro depende de lo que se haga ahora en gran medida. No de lo que hagan los partidos españolistas. Hay que trabajar el proyecto y recuperar la movilización. Saber a que se está. De los momentos de crisis se puede ir uno para abajo o salir reforzado, hay tres años sin la presión de unas elecciones para hacer bien las cosas. Hay gente para seguir creyendo en la idea de país.

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