sábado, 9 de febrero de 2008

ANV - EHAK

Como era previsible, ANV no podrá presentarse a las elecciones. Volvemos a asistirá como la Ley de partidos se aplica de manera unilateral hacia una determinada ideología. La pobre excusa para no aplicarla a partidos de extrema derecha, es su escaso impacto electoral. La gravedad viene por las ideas en sí, más cuando hay casos de relación, poco investigadas con palizas y alguna muerte, como la de Guillem Agulló. La ley debe ser para todos, y con pruebas, no de manera preventiva. Para los que dicen que no tienen casos de violencia, como si las ideas que defienden no lo fueran de por sí. Si no hay pruebas concluyentes, creo que no se puede tomar una medida así, más destinada a la propaganda, y a buscar una argucia que impida concurrir a las elecciones, a falta de tener pruebas para ilegalizarlas. Impidiendo su presencia en las elecciones y recibir subvenciones, pero no revocar a sus representantes públicos.
Como es práctica habitual, sólo falta recordar el caso Egunkaria o el 18/98, las pruebas no son claras. De manera preventiva se deja sin poder votar a unas 200000 personas, y además se dice que se hace defendiendo la democracia y el manido estado de derecho, el suyo. No ha sido óbice para que Baltasar Garzón ordenara la suspensión de actividades durante tres años, prorrogables a cinco, de ANV y EHAK, por entender que Son instrumentos políticos en manos de los dirigentes de Batasuna. El interés por relacionar una idea con la violencia, bien es cierto que si una parte importante de las bases abertzales rechazan la violencia, se ve menguado por la ambigüedad de sus dirigentes. Pero que es arbitrario el trato y lo que que hay que condenar obligatoriamente y lo que no. Porque volvemos a lo de siempre, el estado español es incapaz de articular una solución democrática y pacífica para solucionar el conflicto, indefectiblemente defiende la sacrosanta unidad de España, y a una negociación no se puede ir con imposiciones ni creer que tu opinión política es superior moralmente. La violencia justifica éstas acciones, se margina a los elementos con que se puede negociar, en vez de tender puentes, se rompen, y así es un círculo vicioso.

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