lunes, 24 de diciembre de 2007

La educación en Finlandia

Muchas veces desde España, se ve con cierta condescendencia lo aburridos que son los países nórdicos, frente al jolgorio y las ganas de fiestas que hay por éstos lares. Son dos culturas distintas, posiblemente condicionadas también por el medio físico y geográfico, pero hay cosas que no las podemos achacar a ello, como la filosofía de trabajo y de respeto. Partiendo d eque en ambos casos hay aspectos positivos y negativos, convendría reflexionar sobre ciertas cosas. Más en algo fundamental para una sociedad como la educación. Muchos problemas posteriores se pueden solucionar con una educación adecuada. Pero en España se prima a la educación privada por encima de la pública. ¿Cómo es posible que sigan recibiendo dinero los colegios concertados cuando no cumplen con lo pactado? A la gran mayoría de emigrantes y excluídos socilaes los dejan para la pública. Que sufre a su vez carestía presupuestaria. En Finlandia el 95% de los colegios son públicos, y el Estado paga los libros, el material escolar y el transporte. Aquí se quejan del precio de los libros, pero no tienen inconveniente en lo que cuesta la consola y el teléfono móvil, o las zapatillas con muelles. Les paraece a muchos padres caro pagar por la educación de sus hijos pero no por caprichos. Otro aspecto fundamental es que en Finlandia no hay diferencias entre un centro de la capital y el de un pueblo perdido. Ahí sí se cumple el principio de igualdad de oportunidades, como debe ser, el lugar de nacimiento no puede condicionar una mejor o peor atención del Estado. De la guardería a la universidad, el Estado gasta 200000 euros en cada alumno.
Todo va encaminado a que a los 18 años los jóvenes se valgan por si mismos. también se les enseña tareas del hogar y otras cosas útiles. El respeto también es fundamental, ser profesor es signo de valoración social, sólo enseñan los mejor preparados, aquí se les echa la culpa de los errores en la educación de los padres, o hay centros que tienen que contratar seguridad privada para las aulas. El respeto entre alumno y profesor es mutuo. No se pierde tiempo en que te presten atención sino en enseñar, con clases intensas y participativas. Mientras aquí, se premia socialmente la pillería y la trampa, ser listo, y el estudioso es un empollón, en Finlandia es impensable hacer trampa en un examen, está mal visto incluso por los compañeros de clase. Prima la honradez. Aquí prima sacar lo máximo con el mínimo esfuerzo, la fiesta y olé, que bien que lo pasamos en España. Otro aspecto impensable aquí, es que si hay puente y se pierde clase, se recuperan las horas perdidas. Aquí planterlo sería para que se rieran en la cara. Por no hablar de la limpieza en los centros y el respeto por el mobiliario, que contrasta con las pintadas y rayones tan habituales aquí, y el desconocimiento que tienen bastantes chavales de para qué sirve una papelera.
Como reflexión final, obvia decir que preparación y formación se puede alcanzar con un sistema y otro, o más que el sistema, la cultura social respecto a la educación. La comparación entre uno y otro, está derivada del reportaje sobre la educación en Finlandia publicado en El Semanal.

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