Tengo orígenes familiares en Borja, así que me alegra la declaración de su casco histórico como Bien de Interés Cultural. Parte del mismo lo recorría para llegar a la casa de mi bisabuela en el Cinto cuando a menudo la visitábamos. De pequeño me llamaba la atención esos edificios de tres y hasta cuatro plantas, que no había ni en Magallón, donde vivíamos entonces, ni en Ricla. Por algo Borja tiene la declaración de ciudad. Tiene ese aire de buenas edificaciones. Pero ya entonces se veía el deterioro. A pesar de que entonces vivía más gente e incluso en aquellos años gente de Zaragoza se compraba una casa y venía a pasar las vacaciones. Ahora la gente prefiere otros destinos. Y también la propia gente de Borja se ha ido bajando a la zona baja. Con accesos más cómodos y casas más anodinas. La desidia en el mantenimiento y dotar de servicios a esa zona ha completado este triste proceso. Esperemos que no sea demasiado tarde para salvar uno de los cascos históricos más singulares de Aragón.
Vista en 2012
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