La CHE ha instalado unas sirenas de alarma en Ricla como medida de emergencia en caso de rotura del pantano de Mularroya. Más bien y dada la velocidad a la que vendría el agua sólo daría tiempo a subirse a los barrios altos. Un sálvese quien pueda. Además de que el agua subiría por la rambla remontando el Jalón como salida natural y haría un efecto rebote de volver a pasar antes de seguir aguas abajo. Cabe decir que la propia desembocadura del río Grío se modificó y ahora entra en ángulo recto al río Jalón, lo que causa mayores problemas en caso de riada, y no en ángulo agudo como antes.
Una está siuada a la entrada del pueblo, precisamente en la zona que sería más afectada. Otra está en lo alto del camino de San Pedro, entre la presa y Ricla. Aparte de una cuestión estética como si la CHE se preocupara por la seguridad, constata que evidentemente existe un riesgo. Siempre lo hay por pequeño que sea en una obra así, pero aquí viene recogido en un informe ministerial donde se cita que destruiría el cercano puente de la autovía A-2 y bajaría encañoñada por el valle del Grío afectando a Ricla y a Calatorao. La Almunia quedaría exenta porque hay una montaña que la separa del valle del Grío.
Cabe recordar que el terreno kárstico donde está asentada la presa, hizo cambiar de lado el aliviadero a mitad de obra, con una falla inestable. Están creando un problema para solucionar uno inexistente, pues no hay constancia histórica de que una avenida del río Grío causara daños significativos en Ricla. Si les preocupara la seguridad hubieran desistido de hacer la obra, haciendo caso de tres sentencias judiciales.
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