lunes, 14 de diciembre de 2015

La regresión trasvasista de Rivera

No cabe duda que la derecha española tiene en el trasvase del Ebro una de sus obsesiones y a su vez, uno de los puntos donde creen que pueden ganar votos, en el Levante y a costa del interior despoblado, que les importa bien poco. Un niño remilgado de ciudad nos viene a querer expoliar. Se lo habrán dicho en algún curso de administración económica. Nunca un tipo tan mediocre tuvo mayores ínfulas en la política española. Con un programa tan simple como burdo y con aquella lamentable puesta en escena de mostrarse desnudo en un cartel electoral. Tiene su caldero entre los considerados por ellos mismos como liberales y que son profundos desconocedores del interior del Estado español.
 



Este va más allá de lo que se atrevió el PP en la peor época trasvasista. No sólo regadíos sin cuidar los caudales ecológicos y la propia disponibilidad del agua. No sólo insistir en el trasvase del Ebro y más pantanos. Sino quitar las competencias de agua a las comunidades autónomas. En el caso de Aragón especialmente significativo y nocivo por la importancia de este tema en su estatuto. Un estatuto ya disminuído desde su origen y en las sucesivas reformas. Con una falsa invocación al bien general que es el de los poderosos y donde hay caladeros de votos. Aún tienen la desfachatez de calificar el actual modelo de insolidario. ¿Dar a quien más tiene es solidario? Evidentemente no dice cuáles serían los beneficios para las zonas cedentes. Por ejemplo repartir beneficios del turismo o la agricultura, ¿no?

Necesitamos soberanía en el tema del agua y en todo lo demás. Aragón no puede ser una colonia interior.

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