domingo, 9 de diciembre de 2012

Rudi y la unidad de España

Quien no tiene proyecto para Aragón se ampara en el nacionalismo español para decir algo, siguiendo la tradición del infausto Lanzuela y el "utilízanos, Jose Mari". Por otra parte esto vuelve a probar claramente qué es la llamada transición. Rudi aprovecha la efeméride de la constitución para soltar su discurso trufado de españolismo. Siempre me ha repugnado especialmente el empleo de Aragón como fuerza de choque del españolismo. El mismo españolismo que nos posterga al furgón de culo y que se olvida de Aragón por que hay pocos votos a rascar aquí. 

El Aragón que se debe construir es un Aragón líder entre las comunidades autónomas españolas y también entre las regiones del suroeste de Europa. Trabajamos para que Aragón sea visto desde fuera, porque hay razones para ello, como una comunidad seria, rigurosa, cumplidora de sus compromisos, que no pierde el tiempo en debates estériles sino que se preocupa por mejorar cada día la calidad de vida de sus habitantes. Una comunidad que huye de posiciones maximalistas que puedan dificultar el desarrollo de las actividades económicas.

Qué bien suena y qué posición de sumisión y debilidad adopta siempre ante el gobierno central. Por eso no pierde el tiempo en debates estériles como inventarse un nuevo nombre para el aragonés y el catalán, porque son gente rigurosa. Muy poco sobre las personas y hablar sobre el sector de población que le interesa que son los empresarios. Si por algo destacan sus gobiernos es por no hacer nada y por invertir lo mínimo posible como bien están notando las aragonesas en los servicios públicos.

Nuestra comunidad dispone de un activo especialmente valioso. Ahora que tanto se juega con las instituciones y con las normas, cuando hay quienes parecen decididos a romper los acuerdos y a arrastrar a la gente a situaciones de altísimo riesgo político y económico, en Aragón podemos mostrar justo lo contrario, estabilidad institucional, seguridad jurídica y compromiso social.
 
Nuevamente son los intereses económicos y no las personas las que priman en su discurso. Y nuevamente Aragón como fuerza de choque del españolismo. Los que después son siquiera incapaces de ofrecerle un estatuto a la altura de los más desarrollados, siquiera digno.


La Constitución proclama la indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles. Si cabe más que nunca, es preciso recordar que este texto fue el fruto de una gran pacto político, que sigue vigente, que como todo pacto debe de ser respetado y su cumplimiento exige del ejercicio de la mutua lealtad.

Para eso cita la constitución, no para los derechos sociales a una vivienda, un trabajo o a un desarrollo cultural, derechos recogidos en la misma. Manipulando la historia y presentando como un pacto lo que fue una continuidad socioeconómica de los poderes franquistas que presionaron en el proceso. Por no hablar de que está cimentada en el olvido de miles de víctimas del franquismo. ¿Qué lealtad ha tenido el Estado con Aragón para siquiera cumplir y desarrollar al máximo lo recogido en el estatuto? ¿O en inversiones y propiciar un desarrollo equilibrado?

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