Pasó un año más, van ya trescientos uno, el 29 de junio, el día de los decretos de nueva planta promulgados por Felipe V de Castilla. Entre la indiferencia y el desconocimiento de la mayor parte de la sociedad aragonesa. Por encima de ser o no más independentista o nacionalista, es una fecha histórica que debería ser conocida por todos los aragoneses. Luego las conclusiones son cuestión personal. Luego se hacen pseudocelebraciones patrióticas españolas el 12 de octubre. Apropiándose del concepto hispanidad por españolidad. ¿Eso no es excluyente? Los mismo que pregonan la unidad de España como algo inevitable, y no fruto de los avatares impredecibles históricos. Los que manipulan hablando de unidad política y no dinástica con los mitificados Reyes Católicos. ¿Por qué entonces llamaron a Fernando para regencias en Castilla si fuera ya rey de ese territorio? De no haber fallecido su hijo con Germana de Foix, ese habría sido el rey de Aragón, y una impredecible nueva etapa en la historia de Aragón habría ocurrido. Pero entonces como ahora no es sólo una unión política sino en torno a la religión católica. Que se hiciera en el contexto de hace cinco siglos se entiende, por la mentalidad de la época, que hoy se siga intentando, ya es más complicado de entender. Siempre los sectores más reaccionarios son los que más avalan esa idea de España que desune, que impone y que provoca rechazo.
Quienes reivindicamos ésta fecha, no pretendemos volver a épocas pasadas, sino formar unos valores aragonesistas, aprendiendo de la historia. La historia ahí está, y hay que conocerla, hoy no podemos echar las culpas de lo pasado hace siglos, pero sí reivindicar un mayor respeto a nuestra identidad, que no quede solapada ni fagocitada. Nunca han entendido la diversidad identitaria de lo que hoy es España, y no se dan cuenta que va en contra de sus intereses, que por reacción, alimentan eso que quieren destruir. Pero también le sacan rentabilidad a corto plazo. En parte es política del miedo, agitar los viejos fantasmas de siempre.
Es difícil saber adónde se va si no se sabe de dónde viene. O si se intenta usurpar la historia haciéndola coincidir con los deseos de una idea política. Aragón empezó a fraguarse en el siglo VIII, sí a base de ir conquistando territorios, como se hacía entonces. Pero forjando una identidad y un territorio que llevan siglos estabilizados. Que también supo integrar y acoger otras culturas. Hoy seguimos en ese proceso histórico. Los que vienen de fuera se convierten en los nuevos aragoneses, como en otros siglos se convirtieron gentes de otros sitios. Eso me gusta, es un territorio de acogida, de convivencia, dónde para ser aragonés sólo hay que querer vivir aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario