Hay noticias que darían risa sino fuera porque tienen un trasfondo serio. En este caso no sólo de estupidez, sino de falta de valores de tolerancia, y de una manipulación torticera. Demuestra la desesperación por criminalizar cualquier cosa que huela a nacionalismo. Nacionalismo no español se entiende. Ah, que ese no existe. Así que son usados como prueba en el Tribunal Supremo, para impedir la inscripción de Abertzale Sozialisten Batasuna. El iluminado es el teniente fiscal del Alto Tribunal, Juan José Martín Casallo. Su argumentación consiste en decir que la palabra batasuna, que significa unidad, en euskera, no se refiere sólo a esa acepción, sino que tiene connotaciones políticas. Se refiere también para citar el entorno abertzale. Delirante. Además indica que a los citados muñecos se les llama batasunos, cuando en realidad es batasunnis. Una divertida mezcla de batasuno, simpatizante de Batasuna, como al de CHA es chuntero, al del PP popular, etc, y lunnis, la serie que parodian en Vaya Semanita. Enrevesado ¿no? Además de identificar a todo abertzale con la violencia, actitud que les encanta, relacionar las ideas que no les gustan con la violencia. No debe temer a caer en el ridículo por su paupérrima argumentación.
Juan José Martín Casallo
Cabe citar que los parodiados no es que les haga precisamente mucha gracia los sketchs. El éxito del programa radica en eso precisamente, parodia y satiriza a todos por igual, con un humor atrevido y sin censuras. Ese que cuando intentaron hacer en Made in China con Óscar Terol excluyeron desde el inicio la sátira política. Porque sabían que no se iba a entender en España, que le spodían caer palos y querellas y la incomprensión de la gente. En un sitio dónde se la cogen con papel de fumar. Y hay dogmas inamovibles. Era un pálido reflejo del original. Pero ya sabemos que han inventado la democracia, a su medida, y con los instrumentos adecuados para que todo siga igual. Lamentable que involucren a algo que nos arranca una sonrisa sincera cada semana. Algunos se han lanzado a criticar a los batasunnis sin ni siquiera ver el programa, dejándose llevar por sus prejuicos, y con el estúpido concepto de calificar como bueno o malo en función de la nacionalidad que le asignan.
Como ejemplo, el primer capítulo.
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