domingo, 4 de mayo de 2014

Los mitos de la movida madrileña

A mi de pequeño, el término "la movida", me parecía extraño y lejano. No acertaba bien a identificar a qué se refería y por qué se circunscribía sólo a Madrid como contaban los medios. Luego con el tiempo vi que era un movimiento contracultural o cultureta hedonista, según se mire, agrupado principalmente en la música y otras artes escénicas y que iba más allá de Madrid. Esta ciudad en su condición de capital y con un circuito e influencias mayores, acababa atrayendo y concentrando a grupos y gentes de todo el estado.

Está claro que aquí el contexto socio político es algo clave para entender este tinglado. Después de la "modélica" transición, España necesita mostrarse como un estado moderno y abierto, y que mejor que aprovecharse de ese grupo de jóvenes que ya no están interesados en la política, algo aburrido y trasnochado. Sino en ser frívolos, drogarse y pasárselo bien. Muchos de ellos de ilustre apellido y que le permitía jugar a ser rebelde. Olvidando que solo unos pocos años antes, otros jóvenes pasaron por las cárceles franquistas para que ellos ahora tuvieran esa libertad. Libertad para provocar solo por provocar, sin ningún mensaje ni nada elaborado detrás. Una vez más la idea desde la capital de ser epítome de España y de lo que hay que hacer.

Sería injusto circunscribirlo solo a un grupo de pijos con ganas de tener una pose rebelde. Afloraron grupos de música y otras escenas con ganas de decir algo. De tomarse en serio lo que hacían, como una profesión, de ganarse el respeto con su trabajo. Me gustan grupos como Nacha Pop, Décima Víctima, Radio Futura, Los Pistones o Parálisis Permanente. La mayoría de la llamada parte oscura. La que se lo tomó más en serio y no los lamentables Kaka de Luxe. El tiempo ha puesto a Alaska en su sitio, la de una neoliberal con postureo, a la que no le salva ni haber presentado La bola de cristal, de la que le quedó poco o nada legado.

Quizá el peor efecto de la movida fue la desmovilización y alienación política. La falta de respeto a la generación anterior que había luchado por las libertades. La búsqueda del hedonismo y la vida fácil e individualista.

Sin embargo los medios afines al regimen del 78, han magnificado y difundido hasta la saciedad, lo transgresor y su importancia cultural, muy sobrevalorada. Entre ellos, periodistas y críticos de la época nostálgicos de su juventud.

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