Conocida es la dispersión poblacional en Aragón, un territorio extenso y poco poblado, con muchos pequeños núcleos de población y pequeñas cabeceras comarcales que sobreviven gracias a aglutinar servicios de los pueblos del entorno. Así, el 25% de los pueblos aragoneses, tiene menos de 100 habitantes. Las perspectivas en unas pocas décadas es de pueblos vacíos y que como mucho recibirán visitantes los fines de semana y vacaciones por descendientes del pueblo. Creándose, o mejor dicho, agravando, el desierto demográfico. Es algo que hemos vivido a lo largo de la historia, pero que ahora mismo es uno de los problemas más graves de Aragón, probablemente el que más.
También hay algunos casos de pueblos recuperados. Donde nuevos habitantes han ido a vivir. El teletrabajo u otras opciones, ayudan a quienes buscan una vida tranquila. Pero también hay que mentalizarse para los duros inviernos y la sensación de aislamiento. No es lo mismo estar a 50 kilómetros de Zaragoza por autovía que a 100 o más y buena parte de ellos por carreteras en mal estado. Dotar de buenas comunicaciones por carretera, recuperar servicios ferroviarios y asegurar un buen servicio de internet son cuestiones fundamentales para intentar que la gente se quede o atraer nuevos habitantes.
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