La ley de derechos históricos

De inicio puede sorprender que un gobierno de derecha con Rudi y Biel como cabezas pensantes, presente una ley de derechos históricos para Aragón. Apropiándose incluso de una reivindicación histórica del aragonesismo con la vista puesta en ser una herramienta frente a los agravios padecidos. Ya cuando uno la examina con un poco de profundidad se da cuenta de que es una mera cuestión estética y que precisamente no es Aragón el destinatario final. Sino un elemento más del españolismo que por otra parte tan bien representan. En un contexto de agudización de la cuestión catalana siguen presentando, y usando, a Aragón como ejemplo de buen español sumiso frente a reivindicaciones salidas de tono.  Lo cual resulta sumamente lamentable. Aragón debe defenderse, venga el agravio de un sitio o de otro, pero no prestarse a ser ariete de nadie.

Finalmente vemos que no es más que una ley de carácter historicista y que no se pretende enlazar con el presente para mejorar las condiciones de vida de la población aragonesa. Nada hace referencia a la deuda histórica ni a la posibilidad, recogida en el estatuto, de crear una Hacienda propia. Se quejan de los agravios respecto a vascos y catalanes pero el mismo gobierno aragonés se autolimita. Ya conocemos su capacidad con la ley de lenguas.