lunes, 2 de junio de 2014

La abdicación de Juan Carlos I

Se puede entender como una maniobra del régimen del 78 ante el sucesivo descrédito que viene padeciendo la institución monárquica. La prensa ya no puede tapar tantos escándalos del rey Juan Carlos I y a la vez es culpable de haberlo hecho hasta ahora. No deja de ser una hipocresía que quienes le han tapado las miserias ahora salgan a criticarlas. Todo por la patria, la estabilidad, el consenso y "la constitución que nos dimos entre todos", frases tan hechas como vacías de contenido. Se puede decir que el rey está amortizado, parece haber perdido hasta el apoyo de los juancarlistas. Curioso espécimen, muchos de ellos se definen no monárquicos sino juancarlistas, avergonzados deberían de estar. Recuerdo cuando José María García "el Butano" le llamaba "el primero de los españoles", como serán los demás. Causa repugnancia lo que le han permitido al ahora rey emérito.

¿Y en Aragón? Lamentablemente las reacciones políticas no pueden ser más serviles. Un periodo que ha consolidado a Aragón como colonia interior, con un estatuto de segunda, más despoblado y desvertebrado. Pues agradecidos y a lanzarle el penúltimo elogio. Palabra clave, estabilidad. Estabilidad en no avanzar diría más bien. En quedarnos anclados. Por supuesto auguran grandes éxitos a su hijo y sucesor conocido como el preparao.

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