Con noticias como esta se puede entender perfectamente cuando hablamos de soberanía. El fracking o fracturación hidráulica es una técnica muy agresiva con el medio ambiente para extraer hidrocarburos. Emplean la excusa de dependencia energética de los combustibles fósiles y el agotamiento de los yacimientos para extraer en yacimientos de más difícil acceso. Para ello inyectan a gran presión agua en el subsuelo para llegar a la bolsa. Ese agua no se sabe bien donde puede ir a parar o que tipo de cavidad subterránea puede alcanzar, por lo que los efectos pueden ser imprevisibles. Es por ello que genera rechazo en buena parte de la sociedad y en las zonas afectadas. Una vez extraído el yacimiento la compañía se va dejando el daño medioambiental. Cínicamente se emplea con la excusa de revitalizar zonas deprimidas. Zonas deprimidas por la desidia y desprecio de esos gobiernos durante décadas. Sn que el fracking deje beneficio en esas zonas y no sea más que algo temporal.
Pues el gobierno español ha decidido autorizar los primeros estudios, sin que el gobierno aragonés lo haya hecho previamente. Nuevamente Aragón al servicio colonial de intereses privados en materia energética. A pesar de vender humo desde la empresa con grandes promesas que irremisiblemente remiten a Gran Scala o al Rubbiatron. O por si no fuera suficiente con la amenaza de la mina de Borobia. Según la empresa estas son las perspectivas.
Los datos de pozos históricos y los datos geoquímicos de afloramientos cercanos muestran que hay potencial para un yacimiento no convencional de categoría mundial.
Una forma de orientar favorablemente a la opinión pública.
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