sábado, 2 de febrero de 2013

UAGA y el dragado del Ebro

Cada vez que hay una crecida del Ebro, algo que a algunos les sorprende pero que es lo más natural en un río y más en uno de carácter mediterráneo. Ya hay oportunistas que hablan de la cantidad de agua "desperdiciada" en el mar y que si hubiera más pantanos. Algo totalmente fuera de lugar pues es difícil almacenar ese agua al ser turbia e impetuosa, no un caudal continuado y suave. No explican obviamente cómo almacenarla ni cómo financiar esas obras. Algunos hasta invocan a Franco y que con él estas cosas no pasaban. Pasaban igual y hasta se le reventaban presas como la de Ribadelago.

Resulta lamentable observar los daños, es necesario solidarizarse y sentir empatía. Pero no vale todo. En primer lugar se benefician de pantanos que anegaron para siempre campos, explotaciones ganaderas y pueblos donde vivía gente que hubo de marcharse. Lo suyo es lamentable pero reversible, lo de los otros no. Desde el cosmopaletismo de las ciudades se siente actualmente mucha empatía por los ribereños pero no por quien padece los pantanos. Otra cuestión es fácil de ver viendo fotografías aéreas de hace unas décadas. Entonces se respetaba el dominio natural del río, había bosques de ribera que ayudaban a frenar las crecidas y el río tenía su espacio. Ahora pretenden constreñirlo entre cotas y diques, por cierto, que hacen que las que hay aguas arriba por Navarra y La Rioja afecten más las crecidas en Aragón. Pero como siempre la culpa es de los ecologistas, ese demonio que les impide su desarrollo.

Los dragados y más los agresivos no son solución, como se ha visto en Zaragoza con los barquitos de la Expo. Por más que UAGA se empeñe en ello y pedir modificación de la normativa de la UE. El río volverá a depositar los lodos en cuanto baje con algo de caudal. Más valdría respetar el régimen natural del río y meter mano a quien se ha acercado demasiado a sus orillas.

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