No porque no hubiera una posición clara sobre el problema de Mularroya y una reacción a los diversos acontecimientos, inicio de las obras y las sentencias judiciales; deja de ser menos decepcionante la votación favorable del comité nazional de CHA sobre la construcción del embalse de Mularroya. Debe ser el creer en la buena voluntad y aferrarse a tener los argumentos de tu lado. Así como los judiciales e ideológicos. No he leído ni escuchado razones convincentes, tipo agua más barata, beneficio a los pueblos más deprimidos de la comarca o falta de afecciones medioambientales.
Sobre los argumentos, ya se ha venido
escribiendo en este blog por lo que sería reiterativo. Los judiciales son también inapelables, nunca mejor dicho. El propio inicio de las obras coincidiendo con la campaña electoral a las elecciones generales españolas ya es flagrante. En junio de 2005 el tribunal superior de justicia de
Aragón,
obliga al gobierno aragonés a incluir la zona del vaso del embalse en la
ZEPA Hoces del Jalón, que había sido
excluida sibilina y
torticeramente con el fin
pantanero. De
facto anula la
construcción del mismo por ser claramente incompatible la
conservación de la
ZEPA y una actuación tan agresiva con el medio. La sentencia explica.
La Administración demandada no ha aportado prueba científica alguna que prive de certeza a los criterios mantenidos en el inventario ornitológico.
Por si fuera poco, se ve reforzada por la audiencia nacional española.
Aquí se puede descargar entera la sentencia. Además declara nulos la declaración de impacto ambiental y las
resoluciones ministeriales del anteproyecto y proyecto.
Continuar la obra es un atentado a las garantías democráticas. Una manera de
actuar a hechos consumados. Lo normal sería parar la obra hasta que se pronuncie el tribunal supremo sobre el recurso. Precisamente para evitar más daños
irreversibles.
Antes
Respeto todas las opiniones, aunque algunas me enerven, pero lo que hay que acatar es a la justicia. En el caso
Yesa nos tuvimos que fastidiar y aguantar, a pesar de que pensábamos que defendíamos lo justo. Pero resulta que el el
autoproclamado estado de derecho las sentencias se emplean a conveniencia, se enarbolan cuando favorecen a la administración y se ocultan e incumplen cuando no. Dejando en una situación de indefensión e impotencia.
Después
Quedan los ideológicos, los principios de Chunta Aragonesista recogidos en sus estatutos. Mientras no se cambien creo que son claros y que la razón y coherencia están de nuestra parte. Es evidente que en un colectivo no puedes estar de acuerdo en todo y no con todos, pero sí en lo básico y fundamental. Me entristece como afiliado que se haya tomado esta decisión.
Se asume como propio y básico para la definción de su estrategia y programa entre otros movimientos el ecopacifista. La consecución de un desarrollo sostenible, capaz de proteger el hábitat natural, y la puesta en marcha de un modelo de equilibrio ecológico para Aragón. La firme oposición a cuantas actuaciones y proyectos, impulsados por las Administraciones Públicas o la iniciativa privada resulten agresivos para nuestra tierra y nuestro pueblo.
Con todo ésto ha roto CHA con ésta decisión, se supone, de sus personas más capacitadas para marcar el rumbo del partido. El verde ha sido sustituído por el negro en el nuevo logotipo. Metafóricamente en este caso. Para mi supone quizá un punto de no retorno con uno de sus pilares históricos y que debería potenciar la colaboración mutua, los movimientos sociales. No hay coherencia en apoyar Mularroya y criticar Yesa, oponerse a los Juegos Olímpicos o el trasvase, sea a Levante a Catalunya. Eso sí son actuaciones coherentes y loables. Ignoro porque aquí no se actúa de igual manera. A lo mejor algunos creen que así van a ganar más votos. A pesar de que la única mayoría absoluta comarcal esté en Ricla, donde no hemos necesitado apoyar Mularroya para conseguirla. Sino con trabajo y coherencia. Cuando más votos ha perdido CHA ha sido cuando ha moderado su discurso, una estrategia política que se ha demostrado errónea.
Mularroya no representa desarrollo sostenible sino todo lo contrario. Nadie que apoye ésta obra nos va a dar lecciones de coherencia. Tampoco ganamos puntos para progresar en política. Ni es una cuestión estratégica. En todo caso una bandera ideológica, como otras luchas similares. Es más, nos cuesta esfuerzo, tiempo y dinero, ya sea en organizar actos, pagar abogados que no deberíamos de utilizar ya si se cumplieran las sentencias y en pagar multas por paralizar las obras. Actuamos por ideología, no por otras razones.